sábado, 21 de noviembre de 2009

INCREIBLE

El Mar Aral, el cuarto "mar" de agua dulce más grande del mundo, alguna vez
tuvo una superficie equivalente al tamaño de Irlanda. Sin embargo durante los
años bajo dominio soviético los ríos que lo alimentaban fueron desviados para
la irrigación de enormes campos de algodón. Hoy el Mar Aral se redujo en un
90 por ciento y sólo tiene pequeñas piletas en zonas aisladas. Sin embargo esta
tragedia ambiental parece estar revirtiéndose y generando la esperanza a los
miles de pobladores que vivían de sus aguas.
Imagen de El mar que desapareció
Un dique construido por el Banco Mundial y el gobierno kazajo está resucitando
lentamente una pequeña parte del Mar de Aral - AP


Con su pasión por la economía planificada y por los proyectos gigantescos que
acababan con la naturaleza, los soviéticos desviaron los ríos que alimentaban
este mar interior, y los usaron para irrigar los inmensos campos de algodón.

El resultado: El Mar Aral se encogió en un 90% y se convirtió en una serie
de lagos aislados.

Aralsk es un puerto que terminaba 100 kilómetros tierra adentro, pero ahora,
un dique construido por el Banco Mundial y el gobierno kazajo está resucitando
lentamente una pequeña parte del Mar de Aral, reavivando la industria
pesquera y trayendo esperanza a una área que algunos esperaban que
simplemente se secaría y se desvanecería con los vientos feroces y salados.

El nivel del agua está subiendo poco a poco y ya ha avanzado tierra adentro,
a unos 25 kilómetros (15,5 millas) de Aralsk, y el Banco Mundial espera que
el agua alcance el puerto abandonado en unos seis años.

Hasta hace poco, este sitio donde hace décadas hubo una fuerte industria
pesquera era un desierto artificial al borde de ninguna parte y representó
una de las peores calamidades medioambientales del mundo.

Ahora que el agua dulce está regresando, parece proclamarse un milagro
medioambiental: el retorno del Mar de Aral.

Después de que el mar empezó a secarse en la década de 1960, los
poblados del Mar de Aral se marchitaron a medida que las personas
emigraron a las ciudades en busca de trabajo.

La región circundante se volvió un chamuscado cuenco polvoriento.
La pesca, una de las pocas fuentes de empleo firme, se derrumbó.

Uno de los residentes de Akespe, Badarkhan Prikeyev, ahora de 49 años,
intentó mantener los negocios a flote administrando una cadena de
minitiendas, pero falló y trató de pescar, sólo para encontrar que los
peces estaban desapareciendo.

La tierra se volvió un desierto, un horno durante el día y helada durante
la noche. La sal en el lecho marino expuesto voló con el viento tierra adentro,
trayendo enfermedades respiratorias a los habitantes de Kazajistán y Uzbekistán.

El proceso de sequía dañó seriamente la vida vegetal y animal, creando grandes
tormentas de polvo y sal que pueden viajar 500 kilómetros (300 millas), dijo
en una entrevista por correo electrónico Philip Micklin, un profesor de geografía
en la Universidad de Michigan Occidental que ha estudiado el Mar de Aral desde
hace años.

A cambio, hubo una bonanza del algodón para proveer los mercados de la
entonces Unión Soviética, así como de Cuba y los países comunistas de
Europa. Los pescadores pagaron el precio.

A mediados de la década de 1970, las capturas en el Mar de Aral cayeron más
de tres cuartas partes frente a las 40.000 toneladas antes de que el lago se
redujera de manera drástica. Al final, la pesca a nivel industrial cesó totalmente.

La pieza central del proyecto de salvación del Mar de Aral es el dique de concreto
de Kokaral. Es una estructura que tiene una apariencia poco notable, que puede
cruzarse en menos de un minuto, pero su impacto ha sido drástico.

El creciente nivel del agua ha enfriado el tiempo de manera notoria y ha bajado
la salinidad suficientemente como para que los peces de agua dulce puedan
volver a vivir allí.

Según el Banco Mundial, la captura de peces de agua dulce alcanzó alrededor
de 2.000 toneladas en 2007, frente a las apenas 52 toneladas en 2004.

Por primera vez en años, muchos kazajos que viven cerca del Mar de Aral
sienten que tienen un futuro.

"Mi padre creció en un poblado pesquero y pescar fue todo lo que hizo en su
vida", dijo Prikeyev, que ahora supervisa un equipo de más de 100 pescadores
y otros más durante la temporada alta de verano.

En algunas áreas, el agua ya está tocando las estructuras abandonadas de las
naves que se quedaron varadas profundamente en el interior del lago, subrayando
el aura fantasmal y surrealista del paisaje.

"Finalmente hay esperanza y una vida por hacer aquí", dijo Prikeyev mientras
esperaba el regreso de sus pescadores al poblado de Akespe, 90 kilómetros
(55 millas) el oeste de Aralsk. "Hay trabajo disponible para quien lo quiera".

Este verano sus barcas volvieron repletas con cargas de pez Esox y Carpa.

El milagro es pequeño comparado con el daño que probablemente nunca
podrá deshacerse. Uzbekistán ha elegido continuar con la lucrativa industria
del algodón y explorar en busca de petróleo y gas bajo el lecho marino expuesto
. Kazajistán ha decidido tratar de revertir el daño ecológico.

Por ahora, casi dos décadas después de que se desintegró la Unión Soviética,
el daño está lejos de revertirse. Imágenes de satélite tomadas este año muestran
que una sección del mar se ha encogido 80% en los últimos tres años.

Uzbekistán, que controla tres cuartas partes del Mar de Aral, se dio por vencida.
El rescate ha pasado a la porción que le corresponde a Kazajistán y avanza poco
a poco.

La esperanza está volviendo con las aguas. Alexandre Danchenko, un trabajador
jubilado de astillero, lo siente en el clima.

"Cuando no había mar, aquí se sentía como si estuviésemos en medio de una
cacerola de freír, en medio del desierto", dijo. "Ahora que (el mar) está volviendo,
a veces puede sentirse una brisa agradable, fresca, que viene del sur".

En el puerto de Aralsk, las grúas en desuso permanecen de pie entre un espacio
abierto con basura. Murat Sydykov, de 70 años, un músico que vive en la ciudad,
dice que su música fúnebre se inspira en el destino del mar, pero confía en que
nuevamente podrá tocar melodías felices.

"Cuando el mar regrese a Aralsk, escribiré una sinfonía y haré que una orquesta
la toque a la orilla", dijo.



Fuente: http://observadorglobal.com/el-mar-que-desaparecio-n3945.html


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