domingo, 25 de octubre de 2009

El agua es decisiva. Si hay poca, la vida y la tierra se mueren. Si hay demasiada, el

efecto sobre ellas es devastador. Y esto es lo que sucede en algunas partes

del mundo donde las inundaciones no dan tregua. La peor fue la de 1931,

cuando el río Amarillo, en China, mató a cerca de 4.000.000 personas.

Mucho más cercanas en el tiempo fueron las riadas de Europa Central en

2002, que costaron la vida a más de 100 personas y causaron daños

por valor de 1.280 millones de dólares. En España, son bastante corrientes

en Cataluña, Valencia y Baleares. La de Biescas, Huesca, en agosto

de 1996, es una de las más recordadas. Hubo 87 muertos y 183 heridos en el camping

Las Nieves, donde la cantidad de agua caída en una hora originó una riada de 500 m3.

En Argentina, en 2003, las inundaciones en Santa Fe,(foto arriba) por el

desborde del río Salado, causaron, además, daños por unos 2.878 millones

de dólares. La cifra fue estimada por la Comisión Económica para América

latina y el Caribe (CEPAL), que indicó que los daños fueron equivalentes

a los provocados por el terremoto que sacudió El Salvador en 2001.

En declaraciones a MUY, Daniel Duband, hidrólogo y experto en

inundaciones, señaló que, no obstante, “no aparecen por ningún

lado datos que demuestren una incidencia del cambio climático en

un presunto aumento de las inundaciones; es más, creemos que no tendrá

influencia hasta dentro de cincuenta años o más, en el supuesto caso

de que la tenga, dado que es un fenómeno muy reciente”.

¿Aumentarán las riadas?
Según el Panel Internacional para el Cambio

Climático, “es probable que los episodios

meteorológicos extremos aumenten en

frecuencia y fuerza durante el siglo XXI

como resultado de los cambios en

la media y/o en la variabilidad del clima”. Pero la deforestación, la mala urbanización,

la emigración, la pobreza, la industrialización y el desarrollo económico

global inciden también sustancialmente en los daños ocasionados por este fenómeno.

En la foto se ve el aspecto del Camping Las Nieves, en Huesca (España), en 90

segundo fue anegado por 13.000 toneladas de sedimentos. Con el agua se

va el dinero, además de las pérdidas de vida que ocasionan, crean inmensos

perjuicios económicos. En los últimos 10 años éstas costaron unos 235.000

millones de dólares.

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